¡Esta técnica ha sido
una de las más divertidas en nuestra clase de Pensamiento Creativo! El catedrático nos pidió que recordáramos y escribiéramos
varias frases muy características, como las que utilizan nuestras mamás para
darnos cariño o para regañarnos, una frase de una canción de nuestra infancia, un piropo que hayamos oído alguna vez, entre
otras. Al momento de escribirlas empecé a experimentar muchos sentimientos.
Algunas frases me hacían reír tan fuerte que me olvidaba que estaba dentro de
un salón de clases. Otras frases, como los piropos, me causaban molestia porque
sentía que casi podía oír la voz de los vendedores ambulantes gritándoles a las
mujeres tantas cosas molestas. (Como cosa rara de ellos) Y así fueron surgiendo
más y más frases de acuerdo a lo que el catedrático nos decía.
Cuando empezamos hacer este taller, nos
reunimos en tríos y utilizamos un pliego de papel ledger para mancharlo. En un
extremo de la vara, pegamos con tirro algunos plumones o colores y todos debían
quedar al mismo nivel. ¡Lo más entretenido era que debíamos vendarnos los ojos
y escuchar las frases que nuestros compañeros habían escrito en el ejercicio! Al
principio me daba nervios que me hablaran al oído, pero fue divertido. Debía
plasmar en el pliego de papel ledger las emociones que experimentaba al
escucharlos, usando la vara y el extremo con los plumones.
Escucharlos decir todas sus locuras, me sacó
varias carcajadas… Era gracioso, un poco vulgar, malcriado, pero daba risa,
casi me hago pipi mientras manchaba. Yo hasta manché fuera del pliego, manché
todo el piso, hasta que el catedrático dijo que cambiáramos y pasó el otro
compañero y la dinámica fue la misma.
Después de la dinámica, nos dijeron que
debíamos encontrar en medio de las líneas hechas, formas o figuras y marcarlas
con otro color más fuerte para resaltarlo. Sin embargo, por más que intentaba
analizar mi taller, no encontraba ninguna figura. Después de verlo
detenidamente por más tiempo, mi cerebro empezó a trabajar. Encontré muchas
formas, algunas de ellas simples y otras más complejas. Las formas que encontré
fueron: un corazón, un sorbete en un cono, una silueta de una mujer, un conejo y
una cara muy caricaturesca (que por cierto, varios me dijeron que se parecía a “Homero
Simpson”).
Así, terminamos el taller. ¡Deberían intentar
probarlo alguna vez! Es un ejercicio muy entretenido.
-Alejandra Canizales-
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